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Entren, entren...pero cuidado con el cuervo, porque en ocasiones ataca. Eyra Wong

miércoles, 22 de junio de 2011

Sin Nombre, cuento corto. Eyra Garibay Wong (c)



Sin Nombre
Eyra Garibay Wong


“Polvo eres y en polvo te convertirás”

El ataúd se cubrió con tierra mientras un hombre hincado lloraba en silencio; la gente gritaba consternada ante la muerte de alguien tan joven; ‘’era tan bueno, no hacía mal a nadie’’ decían, no faltó quien cuestionara la bondad del fallecido, pero nadie le escuchó.

Una noche el teléfono sonó, “su hijo ha muerto” le dijeron antes de que se desplomara en el suelo. Escuchó el llanto de su hijo al caer de un triciclo quince años atrás, lo vio con las rodillas llenas de tierra y gotas de sangre; ahora la sangre se esparcía por el rostro de su niño, cubriéndole los ojos almendrados heredados de su madre y sus manos estaban inmóviles en la camilla de la morgue.

Asintió con la cabeza cuando le preguntaron si reconocía el cadáver; había enmudecido.

Pasó el día firmando documentos de los servicios funerarios, no comió ni logró dormir; “¿Con qué ropa quiere que lo preparemos?” fue lo último que escuchó, sonrió pensando que no importaba, que no importaban tampoco las clases de inglés de su hijo, ni su esfuerzo por enseñarle buenos modales, que no había servido de nada sujetarle la mano al cruzar la calle, ni decirle que la violencia no era el camino, ni aquella discusión porque había tomado un par de copas en una fiesta; ya no importaba nada, él no regresaría.

La gente se acercaba y le daba sus condolencias, pero él sólo veía los labios moverse; sólo escuchaba un zumbido lejano. Se preguntó qué sería ahora, quién sería, no era huérfano, tampoco viudo, había sido padre, pero ahora no tenía a su hijo. No existía más.

Se acercó al féretro, quiso estar en su cocina y preparar tocino para que despertara con el olor, como hacía por las mañanas; sintió un deseo incontrolable de despeinarlo y cuando lo intentó no pudo sentirlo, tampoco la sensación de hambre o la necesidad de respirar.

Nadie vio al hombre arrodillado en el cementerio, sólo la tierra se humedeció con sus lágrimas.

Poema en relación a la paz, publicado en un periódico local, el día Jueves 19 de Mayo de 2011.

Poema en relación a la paz, publicado en un periódico local, el día Jueves 19 de Mayo de 2011. Dedicado al Sr. Sicilia.

Sin Nombre
Eyra Garibay Wong

Padre abandonado sin nombre camina hoy por nosotros,
clavel mudo pide paz;
poema andante,
héroe sin armas sostenido de su recuerdo.

No fue mi cabeza la que adornó una plaza,
ni mi hijo el que murió por error,
mi esposo no es el secuestrado al que arrebataron su perro para abandonarlo después,
tampoco fue la vida de mi hermano la cotizada en moneda nacional,
¿por eso debo de ignorarlo?
¿porque no me pasó a mi?

Insensibles,
adaptados a lo ahora normal:
cabezas adornando plazas,
disparos opacan el canto de las aves,
en las esquinas malabares con droga,
niños jugando a destazar hombres,
legales las violaciones, prohibido hablar.

Peleamos con poesía,
nos defendemos con letras,
ninguna muerte es festejo,
su dolor es de todos,
es nuestra patria la que sufre,
Su cuerpo destrozado es el tuyo y el mío,
la sangre mancha a tu padre y a mi hija.

Y el clavel sigue avanzando;
sin lágrimas llora por todos,
pupilas derramadas sobre pavimento sordo,
con la patria en mano aún confía.

domingo, 8 de mayo de 2011

Marcha por la paz.

Dicen que 'cada pueblo tiene el gobierno que merece', hoy lo creo más que nunca.

Hace poco asistí a una marcha en pro de los Derechos de los Animales en mi ciudad, marchamos gritando consignas sobre ello, llegamos a presidencia y entregamos una hoja con firmas pidiendo un reglamento que los defienda; puedo ser realista y decir que nada se gana con hacer eso, que de todas formas los gobernantes no nos escucharán y que todo seguirá igual, pero no soy realista, siempre he sido idealista, me gusta pensar que todo lo que hacemos tiene repercusión, que cada paso que damos tiene eco, y lo único inútil es: no hacer nada.

Hace poco, sucedió algo que marcó al país, y no por ser un hecho aislado o nuevo, sino porque según mi opinión, se trató de una persona conocida, y los medios cubrieron la nota; no quiero omitir que el señor Sicilia ha estado luchando con la frente en alto desde que asesinaron a su hijo, por lo que puedo ver, el hombre no ha descansado desde que se cometió semejante crímen. Dijo algo que me conmovió muchísimo, dice que no hay nombre para él, que no es viudo ni huérfano, ha perdido a un hijo y esto es tan atroz que no hay un nombre para denominarlo. Desde que lo vi la primera vez pude sentir en mi piel el dolor -no soy tan osada como para decir que siento SU dolor, pero puedo sentir una mínima parte, tal vez es menos- me oprime una emoción desesperante cuando lo veo hablar a las cámaras, erguido, fuerte, conteniéndose, reclamando algo que merecemos, pidiendo paz, justicia, algo que todos queremos, pero que a él le ha costado su vida, porque la muerte de un hijo debe ser la muerte para el padre, para la madre, para la familia entera, y debería ser la muerte para la sociedad también. Porque hemos llegado a un punto tan crítico, que no podemos salir a pasear un domingo en la tarde, porque puede que no regresemos, o que perdamos a un familiar en el camino; la ciudad ha perdido sus adjetivos: limpia, amable, segura, tranquila. No tenemos más esa paz, esa confianza de salir a la calle y de que regresaremos con bien.

El problema radica -creo yo- en que no nos importa, que si no nos pasa o afecta a nosotros, no nos importa; hace poco que sucedió la tragedia de Japón, y me preocupé, alguien me dijo que para qué me preocupaba si Japón estaba muy lejos de mi país; qué triste que la gente piense así, resulta que el japonés que esté más lejos físicamente de mí, respira el mismo oxígeno, ve la misma luna y comparte el mismo sol; lo que suceda en Egipto, afectará de una u otra forma a México, o a Brasil, o a Alaska; deberíamos ser empáticos, preocuparnos por nuestros semejantes, no sólo por nosotros, todos somos el mundo, todo nos afecta, y aún cuando no nos afecta, porque la única forma de seguir vivos es dejar el egoísmo, preocuparnos por los demás.

Javier Sicilia ha perdido a su hijo, Otilio Cantú también; muertos los dos de forma violenta, y ellos sólo son dos hombres afectados por la violencia, de cientos más; tan solo en un día se encontraron más de cien cuerpos, que alguna vez respiraron, que algún día sonrieron, que quizás vimos en la tienda, en la calle o en la televisión; y hoy no están, hay esposos que lloran por su mujer, o su hermano, o su hija, su amigo, novia, pareja; y somos tan insensibles que ya nos parece común, que ya no nos importa, que nos burlamos de quien está preocupado, que decimos fríamente, "ni modo, ya pasó, no puedes hacer nada, olvídalo".

Dicen que soy paranoica, que ahora no quiero salir de mi casa, resulta que aprecio mi vida, que no tolero saber que puedo salir y ver un cuerpo mutilado en la calle, que no puedo soportar el dolor de esos dos hombres y todos los que no salieron en los medios, y que hoy lloran la ausencia de un familiar o amigo, resulta que soy sensible a tanto dolor, a tanta tragedia. Que no puedo olvidar tan rápido ni adaptarme a una vida llena de muerte, resulta que no QUIERO adaptarme a esta situación, no me quiero acostumbrar a los disparos, quiero seguir escuchando el canto de las aves, no quiero mujeres violadas a mi alrededor, quiero gente paseando con familia, no quiero que sea normal tanta violencia y me rehuso a ser parte de las personas a quienes les dá igual, a quienes no les afecta y no sienten, quienes se burlan de la situación tan grave que vivimos, no quiero ser parte de la multitud que bromea con los actos violentos, que los usa para herir a los demás, para acosarlos y humillarlos. No quiero ser parte de aquellos que pueden ver a un hombre llorar por su hijo y salir al cine sin sentir nada. Y me duele muchísimo ver que hay mucha getnte que ya se ha desensibilizado y se adaptó a esto, me pregunto dónde están sus sentimientos, su emoción, su empatía, si es que no los tienen o los omiten.

Hoy asistí a una marcha por la paz en la ciudad, mientras unos hablaban de fiestas, o lo que hicieron el día anterior, yo iba en silencio, pensando que en este momento muchas personas están de luto, pensando que necesitamos unirnos para sobrevivir, para pedir un poco de paz, para llorar juntos por un país que se nos fue de las manos, que necesitamos unirnos para buscar una solución pacífica, sin más violencia, sin culpables, sólo una solución que funcione para todos, que no robe más lágrimas; que no quite más vida y que nos libere de este secuestro nacional. Era una marcha en silencio, porque la consigna era única, universal: PAZ, y así fue en su mayoría, casi todos caminábamos callados, paso a paso viendo al frente pero con la mirada contagiada de dolor, de cansancio; he llorado tanto por esos hombres y mujeres que nunca conocí ni conoceré, que estoy cansada, agotada y a punto de rendirme a los demás, pero no quiero hacerlo aún. Llegamos a Gobierno y cantamos el himno nacional, se me cortó la voz un par de veces pero nadie lo notó, quise llorar, soltarme a llorar como un niño, tirarme al suelo y pedir que todo esto acabase, pero no lo hice, me contuve y canté como nunca lo había hecho; ver tanta gente en una ciudad en la que estaba perdiendo la fe, me emocionó, porque pensé que aún teníamos oportunidad de solidarizarnos, de luchar pacíficamente. Se terminó con la idea de que la paz inicia en nosotros, en casa, en familia, trabajo, en la calle, en todas partes, no sólo es cuestión de exigirla a los gobernantes, sino practicarla diariamente.

Salí feliz, emocionada y conmovida, con más fe y esperanza, en nosotros, en el universo, en Dios, en las personas; llegué a mi casa y le conté a mi familia, que todo fue bonito, limpio; después me entero que algunas personas, al finalizar la marcha quemaron en plena plaza una piñata de Felipe Calderón, nuestro presidente.

Será posible que no aprendamos, que no podamos madurar y superar los impulsos; será que seguimos involucionando y siendo primates que no saben cómo controlarse, será posible que jamás avancemos, que el progreso nunca toque nuestra mente, que sigamos revolcándonos en el fango creyendo que es miel. No quiero aceptar que somos tan patéticos, tan bajos, mediocres; que no podamos respetar el silencio por la paz, el luto nacional, el dolor ajeno, y fomentemos la violencia en plena marcha por la paz. No intento limitar la expresión de los demás, simplemente me afecta demasiado este tipo de conductas, realmente nos merecemos lo que nos sucede, mientras no podamos tener una visión más amplia de lo que sucede, mientras no podamos tener un poco de empatía, seguiremos en este fango que atrapa inocentes y culpables y los revuelca en el mismo infierno.

Me quedaré con lo bueno, con lo útil; caminamos en pro de la paz, de la vida, escribimos poesía por la paz, contamos historias reclamando nuestra tranquilidad, pidiendo que la esperanza no muera. Cito a Sicilia y termino: "La poesía tiene la razón."

Y la violencia, siempre generará más violencia, celebrar la muerte de cualquier persona, nos convierte en seres mediocres. 

Pido paz, porque amo la vida, amo a los animales y amo a las personas. Necesitamos paz.

viernes, 25 de marzo de 2011

Mi primer intento de poema antitaurino.

Empezando una nueva vida, lejos de la muerte y la sangre; empezando a romper tradiciones sociales como dejar de comer carne. Realizando mis metas e involucrándome más en la causa de los Derechos de los Animales. Ya puedo manifestarme con orgullo antitaurina, porque ya no soy parte de la tortura, ya no saboreo el dolor de otros seres vivos. Difícil tarea en una cultura como la nuestra, pero se puede disfrutar más de la tierra, de la naturaleza y de la vida misma siendo vegetariano.


Héroe perseguido,
casi santo.
No bastan sus alas para escapar.
Cuernos de fuego oscurecen la visión.

Arte que desgarra la piel,
ovaciones de sangre.

Estirpe condenada a la tortura,
marcado en su cuerpo el destino.
Ídolo castigado en tierra de hombre,
mártir confundido con demonio.

Exhausto jadea en la fiesta de su muerte,
incitado a pelear,
no comprende.
Abandonado por sus dioses es herido a traición.

El viento lame su piel,
lágrimas convertidas en lodo.
La espada es el hombre;
busca la expiación de la fiera.

Como ofrenda dejará su cuerpo:
carne envenenada para regocijo.
La bestia suspira,
sólo la muerte se apiada.

martes, 4 de enero de 2011

No pain no gain. No tolero intolerantes.

Y ¿qué si mi meta es tatuarme todo el brazo? 

Eso no me hace peor, mejor, diferente, ni decepcionante. Me hace ser simplemente una chica con tatuajes, que aparte tiene una personalidad, trabajo, amor a los animales, que escribe, lee, analiza demasiado, tiene un esposo y una familia... no cambia absolutamente nada. Para los que crean que sí lo hace, favor de buscarse otra amiga, parienta, maestra, etc. porque mi vida no tolera gente intolerante.

Mi nuevo tatuaje fue en el 'brazo de Dalí', la obra se llama "The burning Giraffe" en 1936; una obra deliciosa como todas las del genio, habla de su admiración por el psicoanálisis de Freud, refiriéndose a los cajones o gavetas, como lugares que sólo el psicoanálisis puede abrir. Lo cual me encanta, porque así es en la realidad, si añadimos que a veces si no le damos la llave al psicoanalista no podrá hurgar en ellas tampoco.



Marte se acaba de tatuar una Pinup Zombie en la pantorrilla izquierda que quedó fenomenal. Un trabajo con clase y locura. Muy detallado y bien hecho.


Y ayer se tatuó una mordida de zombie en el hombro, se ve encantadoramente grotesca y real. 


Y cuando tengamos hijos y quieran tatuarse, los llevaremos con un tatuador seguro, limpio, con experiencia y nosotros tomaremos las fotos cuando los estén rayando.

Gracias a Andrés Pacheco, de Victoria Ink, por sus excelentes trabajos y buen trato. 

Tatuaje madre e hija.

Mi madre y yo nos parecemos en el amor a los animales.... y creo que en nada más... pero nos comunicamos de una forma inigualable. En la secundaria yo podía decirle que tenía novio, que me quería 'volar' una clase, que había reprobado, pocas mamás comprendían a la perfección y sin volverse locas cosas así. Mi madre supo entenderme y enseñarme el respeto hacia todos, desde no quedármele viendo a la gente 'diferente' o con alguna discapacidad, hasta a no decir majaderías o insultos a otros.



En fin, lo que nunca pude aprenderle fue su amor a la limpieza y al orden, pero esa es otra historia que estoy tratando de cambiar.

Mi amor a los tatuajes empezó desde los 13 años, tengo una historia (malísima por cierto) donde hablo de un personaje femenino que tiene un Ankh en la espalda; fue el primer tatuaje que me hice, con permiso de mi madre (ya que apenas tenía 18), también las perforaciones fueron con previo consentimiento de ella. Después pues ya solamente 'avisaba' que me tatuaría otra cosa y así hasta hoy. Tengo 7 tatuajes y dos perforaciones.

El número 6 fue muy especial, porque me tatué junto con mi mamá. Un logo de John Lennon, el del disco Imagine (si no me equivoco), me encanta la flosofía de Lennon, pero el principal motivo fue tener un vínculo permanente y visible con mi mamá. Por un momento pensé que se arrepentiría, pero conozco a mi madre lo suficiente como para saber que ella no se echa para atrás jamás, y que el dolor físico nunca ha sido problema para ella.



Llegamos temprano y le dimos los diseños a Andrés Pacheco, de Victoria Ink; enseguida sacó las plantillas y empezó conmigo. 

Cuando ella pasó, la vi un poco nerviosa, pero no se quejó ninguna ocasión y tampoco pidió pausas ni nada. Aguantó como sólo ella puede hacerlo.

Estoy feliz, no porque se haya tatuado, sino porque sigo teniendo una madre genial, que está dispuesta a intentar las cosas, a compartir conmigo algo que adoro y a no juzgar, a quererme por quien soy y no por cómo me veo. Que me respeta como persona, no sólo como hija, que me da opiniones, consejos pero no me impone nunca sus condiciones o ayudas. Que está al pendiente pero no se inmiscuye. Que sabe dónde hay límites y que sabe exactamente qué me pasa y porqué.


Tengo la madre más perfecta para mí. La vida, el destino, Dios, quien haya sido responsable de esta unión, lo analizó todo con cuidado y decidió perfectamente unirnos. Y mi madre ha hecho un excelente trabajo, porque la adoro y adoro lo que soy, gracias a ella. Te amo mamá.

Y amo tu tatuaje! Estoy orgullosa de lo que tenemos. 

lunes, 3 de enero de 2011

Fin de año, inicio de año, nueva vida, presente.

Empiezo una nueva etapa en mi vida, algo más saludable por una parte y más ético; coherente con el rescate de animales, es decir, rescato animales y peleo con gente que los lastima y por la noche pongo en mi boca restos de un cadaver que sufrió muchísimo para llegar a mi plato. 

Toda mi vida quise ser vegetariana, pero por mil razones no fue posible, ahora por fin puedo tomar ciertas decisiones y me siento mejor conmigo misma y con una tranquilidad increíble. 
La dieta será 'ovo-lacto-vegetariana', pues una parte de mi dieta consiste en huevo, leche y queso, y por lo pronto empezaré a quitar de mi menú al menos la carne; ya veremos después si consigo lo que busco.

Por otro lado, buscaré no tomar alcohol ni cigarros, voy a empezar a disminuir considerablemente la ingesta de ello. 
Volveré a mis blogs, pronto actualizaré los de Cthulhu, el de reseñas de libros, y algún otro que pueda. Necesito tiempo para retomar la escritura, de alguna forma tanto 'veneno' dentro de mi cuerpo ha afectado mi producción.

Bien, voy a terminar de cocinar.
Después hablaré de mis tatuajes nuevos, de mis perritos nuevos, de mis nuevas filosofías personales.

 

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